Asia: Tailandia, Filipinas y Vietnam

Siéntete como de la realeza paseando en un elefante y después observa las habilidades para trabajar de estos animales inteligentes. Ko Samui es una isla idílica llena de árboles y playas arenosas inmaculadas, y si te aventuras al interior de la isla también puedes ver altas cascadas o una plantación donde los monos recogen cocos. De regreso en la ciudad, sal a comprar seda tailandesa, ropa de verano elegante y artesanías. No te vayas de la isla sin probar los platos locales picantes, que sacudirán agradablemente tu paladar.

Ningún visitante puede dejar de ver los gloriosos palacios y templos dorados de Bangkok, las barcas reales y el Templo de Buda Esmeralda, tallado de un mismo bloque de jade. El Templo del Amanecer junto al río también es impresionante y vale la pena verlo. El Palacio Real, un enorme complejo de edificios tallados y dorados, es conocido por muchos por ser el escenario de la historia real de Ana y el rey de Siam, y todavía sigue siendo la residencia de la familia real en la actualidad. Bangkok intensificará tus sentidos y alimentará recuerdos que te acompañarán toda la vida.

Descubre el importante legado de Saigón y el delta del río Mekong. Pasea en un bicitaxi, llamado xích lô ("siclou"), una experiencia inolvidable. Relájate mientras tu chofer te lleva a recorrer las pagodas, edificios coloniales y mercados llenos de vida. En la verde zona rural podrás apreciar el contraste de los arrozales y las pequeñas aldeas a lo largo de la ribera del río Mekong. La frescura de los alimentos se destaca en la fusión espectacular de la cocina local, una mezcla única de especias asiáticas y gastronomía francesa.

Recorre la ciudad o pasea en bote por sus canales para capturar el espíritu de Muara. Sus mezquitas adornadas brillan bajo el sol con sus cúpulas y minaretes dorados. Visita el Museo de Brunéi, un depósito de cultura malaya y arte islámico, o toma una lancha colectiva hasta Kampong Ayer, "la aldea acuática". Viaja al pasado con una visita a la aldea de Dayak. De regreso en Muara sal a comprar joyas de plata, objetos de latón y bronce, sarongs tradicionales con diseños delicados y antigüedades.

En esta ciudad animada y pluriétnica los visitantes pueden conocer una diversidad de culturas y épocas. La combinación de una mezquita con cúpula dorada, rascacielos de arquitectura única y la Aldea de la Herencia te dan una imagen del pasado de la ciudad. Ingresa al asombroso parque Kinabalu para ver las plantas y orquídeas exóticas que allí florecen. Pasa el rato en las playas hermosas y disfruta del pescado fresco del lugar.

Puerto Princesa está llena de historia, naturaleza, buena comida y playas relajantes. Para los amantes de la historia, hay varios sitios históricos y museos de la Segunda Guerra Mundial para recorrer. Si tienes un espíritu aventurero, echa un vistazo al río subterráneo, un lugar declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO, o infórmate sobre la vida silvestre un poco más cerca del puerto. También puedes conocer acerca de la dedicación de la ciudad a la conservación del medioambiente. Un restaurante incipiente y una escena de vida nocturna hacen que pasar el día en la ciudad sea todo un placer.

Como se volvió un destino muy popular, el gobierno tuvo que comenzar a limitar la cantidad de personas que puede llegar de visita: Borácay es la favorita por un motivo. White Beach hace referencia a la característica más famosa de este pequeña isla, con arena que es tan pálida que prácticamente parece azúcar. Por lo general, el agua es cristalina, cálida y tentadora, ideal para nadar. Un poco más arriba de la línea costera, puedes encontrar restaurantes que satisfarán cualquier paladar así como vida nocturna imperdible. Después de relajarte en la playa, recorre los mercados al aire libre o camina por la vegetación de la isla.

La capital de las Filipinas, con sus 12 millones de habitantes, es una ciudad dinámica con una rica historia colonial que se remonta al 1565, cuando llegaron los españoles. Visita las atracciones más populares como el elegante Palacio de Malacañán, el Museo Nacional de las Filipinas y el parque Rizal. En el conmovedor Cementerio y Monumento Estadounidense de 150 acres descansan los restos de soldados aliados y de EE. UU. que sacrificaron sus vidas durante la Segunda Guerra Mundial. El centro de la histórica ciudad amurallada, Intramuros, es un lugar que vale la pena recorrer.